viernes, 30 de diciembre de 2016

Cuando no da para más

A veces uno tiene proyectos. A veces, muchos proyectos. A veces, demasiados proyectos.

Suele pasar también que esos proyectos se comen entre sí, se unen, se repelen. A veces son incompatibles; otras veces, cosas que NO son proyectos terminan comiéndose parte de su espacio, su tiempo, impidiendo su desarrollo.

A veces, también, los proyectos simplemente fallan. Y hay que aceptarlo.

Digo todo esto para anunciarles que el sitio web creado para Studio Ergo Sum fue dado de baja este mes, y dudo mucho que alguna vez vuelva a estar en línea.

Como algunos recordarán, gracias a una campaña de financiamiento colectivo, conseguí el dinero suficiente como para poner el sitio, con capacidad para vender online, además de para pagar la ilustración de las tapas de los libros que pretendía vender allí. Sin embargo, con el tiempo los primeros proyectos se fueron demorando. Logré sacar casi todos los libros prometidos y entregarlos a sus aportantes, pero por motivos laborales y otros proyectos (algunos ya conocidos, otros que develaré en 2017) se me hizo imposible darle la importancia que merecía el proyecto en sí.

Lamentablemente todavía tengo que corregir Fragmentos del fuego, última de las novelas prometidasl.

Sinceramente no tuve ni el tiempo ni los medios para dar a conocer el portal, y es algo que lamento mucho. Luego de una campaña de promoción más o menos grande dentro de mis círculos de amigos y conocidos, la cosa no despegó y simplemente me resigné, sin mucho más para hacer, y sin tener idea de cómo coordinar mi escaso tiempo con todo lo que fue surgiendo. Es difícil tener un microemprendimiento unipersonal; y por lo que descubrí, es inútil enfrentarlo si no tienes mucho tiempo y ganas para dedicarle en exclusividad, además de algo de dinero.

Sin embargo, más allá de la autocrítica (no administré bien mis tiempos, muchas veces olvidaba mencionarlo o publicitarlo, etc.), la realidad es que el mercado de publicaciones digitales no es muy amplio, más si uno lo hace por su cuenta, solo, sin mucho conocimiento de promoción y sin recursos para sustentar dicha promoción (léase folletos, asistencia a eventos, dinero para pagar anuncios en redes sociales, etc.). Más allá de los errores y fallos, el intento estuvo, pero no cuajó. Lisa y llanamente, no había mucha gente interesada en versiones digitales de mis libros, algo que tal vez, el día de mañana sea diferente con las versiones físicas.

En 2016 me embarqué en otros proyectos, tuve trabajo adicional, muchos idas y vueltas con ciertas cuestiones personales y eso terminó de darle el golpe de gracia. Bueno, eso y el aumento enorme que plantea la renovación del sitio, algo que actualmente no puedo pagar y que tampoco tiene sentido pagar, porque simplemente no lo vale. Con ese dinero, si lo tuviera, podría costearme la impresión de una pequeña tirada de uno de los libros, lo cual sería infinitamente más gratificante para mí y para otros.

En 2017 trataré de enfocarme más en menos proyectos, algo que seguro me costará porque a veces son demasiado entusiasta. Lamentablemente Studio Ergo Sum como editorial ya no estará más en la lista; por ahora la literatura quedará en segundo plano y me dedicaré, en lo posible, a corregir las obras que faltan y enviarlas a los que las esperan.

Mientras tanto, también debo dar fin a la revisión final de Aerith, que me sigue esperando, así como a ciertos proyectos de comics que, con suerte, de concretarse, me darían también un respiro económico que me permitiría, quien sabe, publicarme algo el día de mañana. Ya veremos.

A todos, un enorme abrazo y espero no sea una desilusión para nadie más que para mí. Pero, como plantea la imagen del principio, la idea es reciclar todas mis energías restantes, todo lo que quede dando vuelta, para que finalmente el ciclo se cierre de la mejor manera.

lunes, 10 de octubre de 2016

Rosario Juega Rol 2016

Fin de semana super largo de por medio, tengo finalmente tiempo para ponerme al día con todo lo que tengo para hacer. En este caso, comentarles mi excelente experiencia en la Rosario Juega Rol 2016.




Experiencia en general
Desgloso todo lo que tengo que decir en tres partes. Primero, observaciones generales de lo sucedido en las dos mesas, y segundo y tercero, lo que pasó en la mesa del sábado y del domingo.

En este punto me queda comentar que, no habiendo tenido tiempo para ajustar otras cosas del juego, me había centrado en mejorar la creación de personaje, por lo cual este proceso me resultaba interesante de ver. Por lo general en otras ocasiones, la creación de personaje no llevaba más de media hora. Pero quería ver si podía acelerarla y también, simplificarla, dándole guías a los jugadores.

Como ya comenté, esa guía venía dada por la adición de conceptos más asimilables a las profesiones de ciertos juegos como La llamada de Cthulhu. Lo que hice, en este caso, fue presentarles varias opciones que encajaban con lo que proponía la aventura: aerin, mercenario, exiliado, comerciante, bandido... Cada una era una suma de habilidades, lo cual les permitía no tener que bucear en la larga lista (que estoy achicando) de habilidades que tiene el sistema.

El evento, el sábado temprano.
Por lo que pude ver en ambas partidas creo que funcionó bien, a pesar de ser una versión recortada de lo que quiero hacer. Fue una primera aproximación exitosa, aunque no puedo tener un resultado concluyente hasta no haber modificado lo demás y haberlo testeado de nuevo.

Una cuestión que me "llamó la atención" en ambas partidas es que los jugadores tardaron en comprender el concepto de "resolución de conflictos" y la propuesta que hace el sistema, de poder negociar y proponer lo que sucederá antes de hacer la tirada. En la mesa del sábado, luego de insistir un poco, la cosa se fue entendiendo. En la segunda, no tanto, aunque también tengo que decir que había menos jugadores y que al ser dos novatos y tener menos tiempo para explicarles, tal vez no tuvieron tiempo de madurar la idea.

De todas maneras eso no entorpeció el juego para nada.

Finalmente, una última acotación. Por cuestiones de tiempo, como ya comentaré, en ambas partidas me vi obligado a recortar la creación de personaje, quitando el punto en donde se reparten puntos de Experiencia para poder comprar Habilidades, Reservas, Claves y Secretos adicionales. En una partida común esto hubiera sido malo, pero creo que en una partida bastante breve, en donde los personajes no llegaron a utilizar todas sus capacidades, no influyó demasiado, aunque quiero encontrar una forma de solucionar eso de alguna manera.

En ambas partidas, la idea era simple. El grupo estaba en la frontera del Gran Desierto Central y Nkarn (el por qué y el cómo era cosa de cada grupo de juego, y dependía también de sus Conceptos). Ingresando en el Reino Prohibido, encontrarían un valle con una antigua construcción en forma de pirámide, resto de una civilización perdida. Obviamente querrían entrar a investigar. El resultado, idealmente, variaría en cada partida (y de hecho, varió mucho). La idea era que, continuando su camino luego de haberla investigado/saqueado, llegaran a un pueblo que, descubrirían, consideraba a ese valle y a esa construcción como algo maldito. El revelar o no su "travesura" podría tener consecuencias para el grupo, sobre todo teniendo en cuenta que una de las líderes del poblado era una aerin algo fanática, que podía poner en su contra a los habitantes.

Lamentablemente, debido a la falta de tiempo de ambas partidas, esta segunda mitad se tuvo que jugar muy por arriba, pero es parte los imprevistos que suele tener cualquier partida de evento, en donde a veces tardas en conseguir jugadores o lo haces a cuentagotas.

Pero veamos cómo le fue a cada grupo...


Mi mesa, con cuatro jugadores, al fondo a la derecha.
El sábado
Por donde empezar... Y sí, que por un imprevisto llegué un poco más tarde el sábado 3/9, pero no demasiado, apenas media hora. El lugar (el cuarto piso de la Sala Lavardén) era un hervidero de gente, como puede verse en las fotos. Por lo que charlé con la organización, y lo que pude ver, el sábado fue un éxito rotundo, porque no sucedió lo de otras veces: que la gente llega más tarde y la jornada arranca a medias. Personas que llegaron temprano me dijeron que antes del horario de comienzo ya había personas esperando para entrar, lo cual es una buena señal.

Así que me encaminé a mi mesa, saludando a los que tenía cerca. Algunas mesas tardaron más en llenarse, como la mía y un par más, pero de todas maneras eso es algo natural, que cada tanto sucede.

Contento por lo que veía, al poco tiempo llegaron mis dos primeros jugadores, un muchacho y una chica de Santa Fe capital que estaban muy contentos por venir a jugar rol en un evento fuera de su ciudad. Esperaron pacientemente a que llegaran más jugadores, mientras les explicaba el juego. Sin embargo, acordamos no comenzar a hacer los personajes en serio sino hasta conseguir más jugadores, para no tener que explicar todo dos veces. Como en otros eventos similares (y este es un problema difícil de solucionar, sobre todo en espacio ajeno), el ruido hacía que tuviéramos que gritar o hablar fuerte, y yo no tenía la garganta en buen estado.

Poco tiempo después llegaron dos personas más, un chico y una chica, por lo cual tuve que repetir parte de la explicación sobre el juego, creación preliminar de los personajes, etc. Aquí la verdad tengo que resaltar la buena onda del grupo, que me pidió los manuales en borrador que tenía y comenzó a hacerlos circular, junto con las hojas de ayuda que tenía impresas, para no perder tiempo. Se notaba que eran roleros/as experimentados, que sabían navegar manuales y que tenían iniciativa como para aprovechar al máximo el tiempo. Me encantó que pudieran adueñarse así del juego, porque solo tuve que decirles el capítulo o sección donde tenían que buscar los datos.

De todas maneras ya habíamos perdido algo de tiempo, debido a la demora en conseguir jugadores. Finalmente llegó la quinta jugadora, lo cual retrasó un poco más todo el proceso ya que tuvimos que detenernos justo antes de arrancar a jugar.

Sin embargo entonces pudimos comenzar la partida y todo fue muy rápido. Al llegar a la pirámide, todos decidieron entrar, pero la cosa se complicó. Varios intentos por encontrar una forma de entrar fracasaron, hasta que alguien descubrió que había una abertura camuflada en la parte superior por la que podían ingresar... si tenían suerte escalando.

Así el grupo (no recuerdo su composición, pero sí que había una aerin, al igual que en el del domingo) accedió a la construcción por la parte menos pensada. Se encontraron con una habitación pequeña y muy lujosa, pero abandonada. Extrañas criaturas etéreas quisieron atacarlos, pero de alguna manera pudieron evitarlas y "destruirlas" antes de que se materializaran.

Explorando los siguientes pisos (que eran más amplios, ya que bajaban por la pirámide) fueron descubriendo que aquella era una construcción fronteriza, y que la antigua civilización perdida del Reino Prohibido estaba liderada por una especie de monjes guerreros. A esto contribuyó que la aerin del grupo pudo "leer" algunas de las inscripciones: la jugadora aquí enganchó bien el concepto del sistema de juego y me propuso que su personaje pudiera hacerlo.

Adicionalmente, encontraron algunos elementos antiguos de metal, en una armería abandonada. Obviamente trataron de llevarse una parte, pero descubrieron que algo extraño sucedía en esa habitación: la gravedad no funcionaba correctamente. Así que perdieron lo encontrado luego de un pequeño incidente, y llegaron a la planta baja para descubrir un enorme salón adornado con estatuas doradas y elementos similares al de la cúspide, solo que más amplio. Ambos salones estaban construidos en honor a los grandes líderes religiosos de ese pueblo.

Lograron salir de la pirámide, y descubrieron, no sin algo de idas y vueltas (el grupo dividía sus decisiones sobre si seguir camino, quedarse a dormir allí, etc.) que en uno de los lados de la pirámide había una Columna derribada. El flujo constante de Aerith estancado y contaminado estaba causando una reacción de inestabilidad entre los dispositivos movidos por Aerith dentro de la pirámide y la realidad misma, provocando por ejemplo los problemas de gravedad (nuevamente, la ayuda de la aerin en este punto fue muy importante). Inútilmente trataron de desenterrar la Columna y de volver a elevarla, por lo que se dirigieron al poblado.

La siguiente escena fue bastante breve, en el cual no mencionaron su paso por el valle, pudiendo esconder su escapada convincentemente diciendo que lo habían rodeado. Aquí tuvimos que cortar la partida.

Un punto que me divirtió mucho de esta partida fue que el grupo, siendo todos desconocidos, supo adaptarse a los personajes y realmente se sintió como un grupo, porque tomaban sus decisiones de manera democrática, conversando y manteniéndose en personaje (todos actuaban de manera coherente con su personaje). La verdad, lo pasé muy bien y me hubiera gustado seguir jugando con ellos.


El domingo
El domingo para mí fue más caótico. Había avisado a los organizadores que iba a llegar más tarde para que no incorporaran jugadores demasiado temprano. Llegué más o menos a tiempo según lo planeado, pero la concurrencia ya había tomado posesión de muchas mesas largas y demo, así que eso hizo que tuviera que esperar, nuevamente, por jugadores.

Un amigo rolero me había dicho que quería jugar Aerith, pero debido a mi demora se puso a jugar otra cosa, así que recién él y sus dos acompañantes (en foto adjunta) pudieron sumarse a la partida hacia media tarde. De nuevo, un jugador extra se nos sumó cuando estábamos por empezar a jugar, así que hubo una pequeña demora adicional. Sacamos la foto después de que se fuera, no por malos, sino porque nos olvidamos de sacarla mientras estábamos jugando, como fue el sábado.

En este caso la partida fue un poco más "atolondrada", no por los jugadores sino porque todos sabíamos que habíamos empezado ya muy tarde (creo que a eso de las 16, o tal vez un poco más), por lo que no quedaba mucho espacio para "sutilezas". Como ya comenté, tuve que recortar de nuevo parte de la creación de personajes.

Este grupo sí encontró una forma de ingresar a la pirámide por donde se debía, y tuvieron por lo tanto una experiencia muy diferente. Sin embargo, una actitud un poco más "beligerante" de parte del guerrero (el muchacho que se sumó al final, que ya había jugado el juego el año pasado), hizo que se expusieran a más peligros. Mientras el grupo del sábado reaccionaba de manera defensiva a las trampas que se activaban, tratando de no alterar demasiado las cosas porque no sabían qué podía pasar, en este caso el guerrero casi que se preocupó por activarlas, tratar de romper y robar cosas, etc. Afortunadamente para el grupo, las negociaciones y las tiradas les fueron más o menos acertadas.

Este grupo ingresó por la parte de abajo, recorrió los demás pisos separándose y descubriendo más o menos lo mismo que el grupo anterior, solo que con menor cantidad de datos (investigaron un poco menos y, como ya comenté, a veces hicieron negociaciones más "tradicionales" al realizar Pruebas de Habilidades, proponiendo resultados más conservadores). Obviamente, debido a las diferentes negociaciones de tiradas (este grupo hizo más movidas del tipo "quiero encontrar algo así") los datos exactos fueron diferentes, aunque aproveché lo ya construido el sábado para generar una historia más o menos similar, siempre que pude.

Este grupo se llevó un par de sustos más al encontrarse con la armería con la gravedad alterada, y al encontrar un extraño medallón que al ser activado trajo problemas inesperados: un estallido de Aerith que todos, especialmente la aerin, sintió. Luego de llegar a la cúspide, bajaron por la misma escalera por la que subieron y se dirigieron al poblado. Gracias al estallido de Aerith y a otras cuestiones, también identificaron que el problema estaba en la columna derribada.

Sin embargo, al llegar al poblado aquí pudimos jugar un poco más con la segunda parte de la partida. El estallido de Aerith había puesto en alerta a la aerin que guiaba el poblado, por lo que cuando llegaron, encontraron a todo el mundo celebrando alguna especie de ceremonia para apaciguar a lo que fuera que vivía en el valle. Por lo tanto tuvieron que mentir más para convencer a las personas de que no habían estado ahí, de que no sabían nada. Aquí una de las jugadoras hizo un uso interesante del Secreto de los Contactos, creando a un antiguo amor de la infancia que ahora vivía en el poblado y que al reconocerla, dudó en seguir las indicaciones de sus superiores, haciéndole ganar tiempo al grupo para improvisar mejor su actuación. Finalmente, pudieron apaciguar la situación y se les permitió seguir adelante.

Tuvimos que cortar un poco antes de lo pensado la partida porque una de las jugadoras se tenía que ir, pero por lo menos en esta mesa pudimos cerrar un poco mejor esta parte. Lo que aquí me gustó fue que el grupo, además de disfrutarlo, supo manejar los tiempos, haciendo mejor uso de cada lugar al que llegaban.


Cierre
En fin, fue una experiencia muy buena porque disfruté ambas mesas, aprendí más sobre mi juego y reuní ganas para seguir adelante con el proyecto. Está en la etapa final; lamentablemente como ya comenté, estoy demorado debido al trabajo y a otros proyectos, pero espero tener novedades pronto.

Los dejo con algunas fotos más del evento.




martes, 13 de septiembre de 2016

Diario de diseño: Aerith (XXIX)

Pasada la reciente Rosario Juega Rol 2016, en donde pude probar nuevamente el juego (con algunos cambios, como ya contaré), el otro día pude finalmente comenzar a acometer la enorme tarea de revisar el texto para corregir errores de todo tipo (tipográficos, ortográficos, de redacción), además de ir incorporando los cambios ya pensados desde el año pasado.

Va a ser duro.

En estos días estoy realmente muy ocupado por temas laborales, y esto se agrava por constantes cambios de horario que estoy sufriendo. Dices "mañana voy a revisar esto" pero resulta que mañana te piden adelantar tus horas, hacer una reunión o algo así. Es una racha, y espero que pase pronto.

De todas maneras, ya llegué al capítulo 2. El tema es que mientras algunas partes requieren solo correcciones menores (esta palabra de allá, borrar esta frase, buscar un sinónimo para esta), otras secciones requieren cuidado porque necesitan una buena corrección, borrar párrafos enteros o simplemente escribir una nueva regla o revisión de una regla. Y no me gusta hacerlo apurado; necesito encontrar una tarde o una mañana con al menos una hora u hora y media libre, para leer toda esa parte y hacer el trabajo como se debe. Y no siempre tengo esa hora.

Es ahí donde la cuestión temporal me pega directamente. Pero como digo, espero que sea una racha y pronto vuelva a tener un poco más de tiempo libre, sobre todo teniendo en cuenta que mis proyectos de comenzar a jugar partidas online (del cual hablaré en las siguientes entradas, junto con lo de RJR2016).

Lo malo es que me di cuenta de una cosa. Pasé medio año terminando mi proyecto para la editorial (hoy, ¡todavía tengo que hacer el anuncio!). Eso demoró la corrección de Fragmentos del fuego. Pues bien, si ahora me tomo lo que queda del año para corregir Aerith... ya imaginan lo que va a pasar. La corrección de este tipo de textos toma su tiempo.

Es lo que hay, lamentablemente.

domingo, 28 de agosto de 2016

Diario de diseño: Aerith (XXVIII)

"Pescador de perlas" puede ser una
profesión válida, aunque peligrosa,
para los tsenkonitas que viven en la costa.
Se aproxima Rosario Juega Rol 2016 y eso implica crear una nueva partida para el sábado 3/9 y el domingo 4/9. También implica la obligación moral de incorporar algo nuevo al juego.

Lamentablemente estuve, todo este año pasado, recopilando anotaciones, comentarios, críticas e ideas, pero no pude ponerme en serio a modificar el texto y hacer las adiciones que tanto quería. Mala mía, pero es lo que hay.

Lo que sí tengo planeado hacer es incorporar una idea sencilla que, creo, mejorará mucho la curva de aprendizaje de los nuevos jugadores (sobre todo los que aparecen, justamente, en las jornadas) y que es fácilmente implementable.

Se trata de las profesiones.

Revisando muchos conceptos para el libro que estaba escribiendo, caí en la cuenta de que La Llamada de Cthulhu utiliza una forma muy sencilla de avisarle a los jugadores qué habilidades tienen que tener para que su PJ corresponda al perfil que están buscando, como "Periodista" o "Policía". Es una orientación muy sencilla y fácilmente modificable, porque no incluye requisitos y permite construir otras profesiones combinando otras habilidades. Esto puede permitir la creación de profesiones culturales, como el caso de los Saqueadores de Columnas (que serían casi siempre de Nkrao).

Estas profesiones serían asimilables al "Concepto" que ahora utilizo en la hoja de personaje, concepto (el de Concepto, valga la redundancia) algo ambiguo y a veces difícil de explicar, en mi experiencia (varios jugadores terminan creando conceptos muy disímiles, lo que hace borrosa la idea). Lo que había pensado es que a este concepto (de los cuales quería hacer una lista orientadora) se le uniera un adjetivo, para así redondear más la creación de personaje.

Así, mi mercenario podría ser "exiliado", "violento", "silencioso", "misterioso", etc. Me imagino un "pescador de perlas temerario", un "navegante supersticioso", una "aerin misteriosa" y una "dama de compañía traicionera". Claro que el adjetivo podría ser reemplazado por una breve construcción, como "funcionario que golpea a su esposa" o "esclavo que desea escapar ya mismo".

Ahora que lo pienso, la idea me remite un poco a los arquetipos que tenía la primerísima edición de Star Wars, en donde teníamos al "explorador lacónico" y cosas así. La idea, aquí, es hacerlo mucho más flexible, y creo que por eso encajaría totalmente en el juego.

lunes, 22 de agosto de 2016

Diario de diseño: Aerith (XXVII)

Reviendo el comentario de Nargosiprenk en la entrada anterior, y meditando en variantes, tuve algunas ideas para reformar lo ya propuesto. El problema con estos días es que entre tantos proyectos, lamentablemente Aerith suele quedar relegado y no tengo tiempo de sentarme a pensar bien lo que me aparece en el cerebro. Ahora que ya pasaron algunos eventos y se viene Rosario Juega Rol, quiero aprovechar para tomarme un rato y, como en otros casos, aclararlos aquí tanto para los lectores como para mí mismo.

Volviendo al tema anterior. La verdad es que creo que lo que comenta Nargosiprenk es cierto, de manera que decidí matizar algunas cosas que dije.

Una vez más, los problemas de diseño vienen
en todos los tamaños y direcciones.
En primer lugar, los puntos de Pertenencia no tendrían un efecto mecánico, sino más bien narrativo. Poseer algún tipo de Pertenencia a una cultura podría ayudarte a aprender Habilidades, Secretos o Claves Culturales, pero estos luego no podrían desaprenderse.

Así, por ejemplo, un GJ podría aceptar que tu Pertenencia 1 a Tsenko te diera una bonificación cuando intentes que un viejo explorador le enseñe a tu PJ el Secreto del cartógrafo. Después de todo, ya te vistes como un tsenkonita, comes como uno y hace un año que vives en la capital, ¿verdad? Desde ya que nadie estaría obligado a aprender las Habilidades, Secretos y Claves de su cultura, aunque en algunos casos esto sería obligatorio (por ejemplo en sociedades muy estructuradas, como la moemiana).

Desde ya que el perder la Pertenencia a una sociedad no te haría desaprender nada; en todo caso sí te vedaría a aprender lo que no has aprendido (o por lo menos, te lo haría mucho más difícil). Así, siguiendo con el ejemplo anterior, supongamos que tu PJ aprende el Secreto del cartógrafo, sigue viviendo en Tsenko y aumenta su nivel de Pertenencia a 2, convirtiéndolo en casi un nativo. Pero luego se ve enredado en un asunto turbio y es acusado de traición, por lo que debe escapar del país para evitar la cárcel. Eso haría que su nivel de Pertenencia volviera a 0 (esto es algo narrativo, no mecánico, la idea es incluir una buena orientación para el GJ, ya lo explicaré). Al no poder ingresar a Tsenko legalmente, a menos que encuentre a un tsenkonita fuera de las fronteras, no podría aprender, por ejemplo, la Clave del expedicionario.

La idea detrás de esto es agregar, también, una pequeña descripción de la relación que tiene el personaje con esta cultura. Esta descripción explicaría el nivel de Pertenencia que tiene a la misma. Así, nuestro PJ que quiere asimilarse a la sociedad tsenkonita podría haber puesto "inmigrante en busca de fortuna" con su nivel 1, "próspero comerciante" en su nivel 2 y luego "injustamente acusado de traición" en su nivel 0. Esto serviría como una "hoja de ruta"; en la misma sección de la Hoja de Personaje se anotarían las Habilidades, Secretos y Claves Culturales aprendidas.

Todos estos datos podría ser usados tanto por el GJ como por el jugador para proponer situaciones para el PJ: escenas, personajes, cambios a futuro, desafíos, etc.

Obviamente sirven más para los personajes "viajeros", pero sería una parte de las reglas que, como muchas otras, a veces no son usadas por todos de la misma manera, y no veo nada malo en ello.

Estoy medio dormido y tal vez eso no sea bueno, pero es lo que hay. Creo que se me escapan cosas, pero bueno, la idea es seguir avanzando en esta regla. Creo que es un buen enlace entre lo mecánico y lo narrativo, porque si bien como digo no habría elementos mecánicos firmes, sí ayudaría al GJ a implementar criterios homogéneos sobre cómo tratar la pertenencia a cada cultura.

Lo cual me hace pensar que tal vez Pertenencia no es la mejor palabra. Después de todo, un exiliado puede seguir sintiéndose parte de su nación, aunque lo hayan expulsado. Voy a pensar en esto...

domingo, 24 de julio de 2016

La sombra del ayer, rescatada

Bueno, cumplo con mi entrada mensual del blog, para que no crean que está muerto, ahora un 24. Último día de mis "trabajaciones", como he dado en llamarlas. Todo concluye al fin, como dice la canción (inserte lágrimas a gusto).

Esta entrada viene a cuento de un final: el del libro que estoy corrigiendo y reescribiendo (del cual hablaré en unos días, cuando lo termine). Y también de algo perdido.

Hace tiempo comencé a trabajar en Aerith basándome fuertemente en dos trabajos colaborativos muy importantes en mi historia rolera: la traducción y edición, por parte de foristas del desaparecido Salgan al Sol, de La sombra del ayer y del Sistema Solar. El segundo no se completó, pero por haber participado un poco en el proyecto, me quedó la traducción lograda. El primer se completó, pero al desaparecer el foro y la página, el archivo dejó de estar en línea y ahora es difícil de hallar.

Pues bien, aquí está.

Aunque Editorial Rúnica anuncia que va a reeditar La sombra del ayer, con nueva maquetación y algunas correcciones, me parece de buen rolero compartir con ustedes lo que antes era abundante y ahora es muy escaso. Más adelante, cuando esté disponible la edición rúnica, seguramente me haré eco de la misma. Pero mientras tanto, aquí tienen a la que, por ahora, es la única edición en castellano del juego.

Ojalá pronto pueda hacer lo mismo con el Sistema Solar. Pero ese ya es otro cantar.

sábado, 25 de junio de 2016

Girando en el barro

Sigo con la regularidad: en este y en otros blogs, posteo una entrada mensual, generalmente durante la veintena de cada vez. Ahora aquí tocó el 25.

La verdad es que no tengo mucho para decir. En gran parte de este mes, me sentí bastante atascado creativamente, hasta el punto de pasar días sin escribir nada. Para peor, a veces NO TENIA NADA QUE HACER, NADA QUE ESCRIBIR; incluso NADA QUE CORREGIR.

Sí, lo sé. EL HORROR.

Creo que es la primera vez en mucho tiempo que no me pasaba algo así. Siempre estoy involucrado en muchos proyectos, pero ahora algunos se han detenido, otros necesitan tiempo para madurar, otros ya están escritos, y otros son demasiado grandes como para comenzarlos ahora mismo. La revisión de Aerith, por ejemplo, es una prioridad, pero mientras se demora, por distintas razones, la corrección del libro que tengo prometido a una editorial española, no puedo tocarlo. O mejor dicho, no quiero. Puedo perder un poco la estructura cuando trabajo, pero no demasiado.

Lo mismo sucede con Fragmentos del fuego; la copia con las anotaciones sigue esperando debajo de otros borradores. A veces, cuando la toco, parece algo frío y ajeno, extraño a mí. Siento que se aleja y es una sensación poco común.

Mientras tanto, cero comics, cero ideas, cero guiones, cero todo. Espero la Crack Bang Boom para reencender la llama.

Lo bueno es que no lo lamento. Tengo trabajo que hacer, y otros proyectos y situaciones que me quitan el tiempo positivamente. Como ordenar la habitación, salir con la novia, mis talleres de guión, etc. Y cuando hay un bajón, para eso están esas válvulas de escape. Por suerte, aunque sigo algo atascado en el barro, cada tanto hay un avance, al menos mínimo, que me da esperanzas y que me demuestra que es todo una fase.

Lo que sucede es que como siempre estoy haciendo algo, cuando el ritmo baja, casi parece el fin del mundo, pero no lo es.

viernes, 20 de mayo de 2016

Diario de diseño: Aerith (XXVI)

En una entrada anterior de este diario de diseño había comentado que, gracias a una prueba de juego hecha durante la última Rosario Juega Rol, había decidido encarar ciertos cambios con respecto al apartado cultural del juego. Algunos ya estaban delineados, en general, pero el otro día, de la nada, me surgieron un par de reglas e ideas que complementan y profundizan de manera muy interesante lo que estoy buscando lograr.

La cuestión sigue siendo la pertenencia a una cultura, algo que hice opcional en Aerith desde el cambio que ya comenté, pero que quiero reforzar para resaltar el desarraigo como un tema central. Pertenecer o no a una cultura o comunidad, o a ninguna, o temer perder la pertenencia, deben ser todas opciones válidas e interesantes. Desde personajes exiliados que buscan volver a pertenecer a esa o a otra comunidad, extranjeros que buscan nuevos horizontes lejos de su tierra, nómades sin origen que quiera insertarse en una tierra prometida... son todas opciones interesantes que quiero que mis jugadores puedan interpretar.

Ahora bien, me parecía demasiado simple que yo como jugador pudiera decir "ahora quiero que mi personaje pertenezca a esa comunidad, adopte esta cultura, y tenga estos Secretos culturales". Creo que el personaje debería tener que ganarse su inclusión, sobre todo en sociedades tan herméticas y problemáticas como las que existe en Aerith. El mundo casi se murió, hay pocos recursos, mucha desconfianza hacia los extranjeros, mucha discriminación y suspicacia. No debería ser tan fácil.

Por eso se me ocurrió, en primera medida, agregar en cada cultura un apartado acerca que cómo se puede ingresar en la misma, y también los motivos que pueden provocar la expulsión de alguno de sus miembros (básicamente, ser exiliado). En algunos, como ya comenté en el libro, esta aceptación sería ritual, formal: por ejemplo en Moema representaría tomar los desafíos propios del ingreso a la adultez, caminando sobre brasas ardientes por unos metros. En otros sitios, como en Nkarn, sería algo mucho menos formal. Igualmente las formas de expulsión serían diferentes: Mirkund tiene muy legalizado el asunto de los exiliados, mientras que en otras zonas el trámite es mucho más sutil y silencioso.

Ahora bien, pensé todo hasta aquí y me pareció bien. Un jugador podría decirle al GJ: "quiero ingresar en esta comunidad. ¿Qué debo hacer?" Y el GJ le diría lo que dice el manual: "tienes que hacer esto y esto". Y el personaje lo hace y listo.

Pero no. Me pareció demasiado mágico, abrupto; como cuando comprás una feat en D&D (o en SW Saga Edition, que te permite ser Force Sensitive de un día para el otro) y listo, ya podés hacer algo diferente. Se supone que pertenecer realmente a una comunidad debe ser algo que toma tiempo, algo gradual; no deberíamos poder llegar a un sitio y decir "bueno, caminé por las brasas como los demás, ahora soy uno de ustedes, ¿verdad?". Uno debe aprender el idioma, las costumbres, los rituales, etc. Solo entonces, cuando los demás ven que uno es "como ellos" y puede comportarse sin llamar la atención, puede ingresar al círculo.

¿Cómo reflejar esto? Se me ocurrió entonces hacer un pequeño marcador de Pertenencia, que a partir de ahora sería una variable más de cada personaje. Este marcador tendría tres círculos, que podrían llenarse o vaciarse según la historia del personaje. Los puntos no se compran con experiencia: se pierden o ganan de común acuerdo con el GJ y el resto de los jugadores, como si se tratara de una prueba de Habilidad.

Un personaje con Pertenencia 0 no tiene una cultura de referencia, por lo que no puede adquirir ninguna Habilidad, Secreto o Clave cultural. Es alguien que no tiene un origen claro; aunque físicamente sepa su origen étnico (por ejemplo es de piel oscura, o sea, moemiano, o tiene rasgos aenitas) no tendrá ningún tipo de enlace con esa cultura, ni lealtad hacia la misma. No sabrá qué se come, ni como se cocina, ni los rituales sociales básicos, etc. Es muy probable que haya nacido fuera de este país y que nunca lo haya recorrido, por lo que rápidamente será visto como un extranjero aunque llegue al mismo y no llame, físicamente, la atención. Esta es la condición por defecto de los personajes nuevos, sobre todo en partidas cortas, para evitar que los jugadores tengan que leer las descripciones de cada cultura y elegir una. Obviamente, si se lo desea, se puede comenzar con una cultura de referencia (recordemos que los puntos de este marcador no requieren puntos de experiencia).

Un personaje con Pertenencia 1 o mayor obligatoriamente debe pertenecer a alguna de las culturas de Larkit. En este puntaje se lo ve como un forastero, no tiene todos los derechos formales e informales (no tiene ciudadanía, no es un igual, no tiene voto en asambleas tribales, etc.) pero sí las obligaciones. Muchos tal vez lo discriminen o rechacen. Si el personaje está tratando de insertarse en la cultura, se trataría de alguien que recientemente se ha establecido en alguna ciudad, pueblo o comunidad. Si es alguien que tenía un puntaje mayor, está a punto de ser exiliado; ha perdido la aceptación del resto por alguna razón.

Un personaje con Pertenencia 2 ya casi es miembro aceptado de una comunidad, si es que se está insertando en ella, o ha perdido parte de su pertenencia, si es que era un miembro de la misma (o sea, tenía 3). En el primer caso, es alguien que vive hace tanto tiempo en ese lugar que, aunque sea de otra región, encaja casi perfectamente. Conoce y respeta hábitos, rituales, tradiciones, lenguajes, convenciones. Está a punto de ser aceptado, formal o informalmente. En el segundo caso, es alguien que era un miembro habitual de la cultura pero que por alguna razón (rechazo a las leyes o tradiciones, a las autoridades, excentricismo, etc.) ha perdido el favor de la mayoría. Podría ser, por ejemplo, que ha ofendido a un jefe tribal o ha roto adrede una ley importante.

Con Pertenencia 3, el personaje es miembro activo  y reconocido de una comunidad, uno más entre iguales. Puede ser tanto el punto de partida de un personaje nuevo (como cualquiera de las otras dos puntuaciones) o el objetivo de un personaje ya asentado, porque ha perdido su Pertenencia a otra comunidad o porque nunca la tuvo y quiere obtener una. En todo caso, aunque puedan existir personajes aislados que lo discriminen o lo tengan como un forastero o alguien inferior (a través de Claves o por simple decisión del GJ, en el caso de los PNJs), lo cierto es que la casi totalidad de la comunidad lo verá como un igual, más allá de sus posibles diferencias étnicas.

¿Cómo funciona todo? El GJ y el jugador, con la opinión de los demás jugadores, debe tener en cuenta ciertos actos, los cuales pueden hacerle perder o ganar puntos de Pertenencia al personaje. Así, por ejemplo, si en una asamblea tribal moemiana un PJ quiere contradecir a uno de los líderes en un asunto importante, el GJ le advertirá al jugador que esto puede acarrearle una pérdida de Pertenencia (puede ser, de hecho, uno de los elementos que se negocia antes de realizar la prueba de Habilidad). Obviamente, esta advertencia no tiene por qué ser algo negativo: tal vez el jugador QUIERE interpretar al personaje perdiendo ese punto, tal vez quiere crear excusas para que su PJ abandone la comunidad y esta es un forma de ir y volver, entre la ficción y las mecánicas, para crear una mejor historia (y no caer en lo ya dicho: declarar algo y ya está, ya pasó). No pueden perderse ni ganarse más de un punto de Pertenencia por vez (excepto casos muy excepcionales, que deberían ser aprobados por el GJ y los jugadores), por lo que ser exiliado o aceptado, los dos extremos del marcador, requerirían un proceso.

Para no confundirnos sobre si el personaje está ganando o perdiendo Pertenencia a una cultura, en la hoja de personaje agregaría un espacio para dibujar una flecha, que indique hacia donde viene la tendencia del marcador (y en parte el deseo del personaje y/o jugador).

No sé cómo lo ven, y acepto comentarios. Creo que, aunque agrega una regla más a un sistema que quería mantener sencillo, es algo bueno para terminar de redondear y reforzar lo dicho en la entrada anterior. De otra manera, quedará todo en declaraciones de los jugadores y del GJ, sin que haya un subsistema que lo regule y busque crear la experiencia de juego que quiero.

Además, el puntaje de Pertenencia me permite regular algunas cuestiones de escala que también quería mejorar. La Pertenencia a una cultura permitía al PJ comprar ciertas Habilidades, Claves y Secretos; pero ahora no se podría hacer de una partida para la otra. Con Pertenencia 1, se podría comprar, con Experiencia, una Clave, Secreto o Habilidad cultural; con 2, agregar una más; con 3, tener acceso completo a todos los elementos culturales de los personajes, para comprarlos libremente mediante experiencia. Esto refleja más acertadamente el hecho de que una persona está ingresando en una comunidad y aprende, lentamente, las cosas que la caracterizan.

Por otra parte, si un personaje está perdiendo Pertenencia, al pasar de 3 a 2 debería perder una Habilidad, Secreto o Clave a elección; lo mismo sucedería cuando pase de 2 a 1, y cuando pierda el último punto, perderá todas las que resten. En todos estos casos recuperaría los puntos de experiencia, como sucede en situaciones similares.

Lo agrego a las otras cosas para hacer. Creo que es lo que le faltaba a la idea anterior, y hará que el sistema sea más sólido y coherente con lo que busco con la ambientación, en esta última vuelta de tuerca.

jueves, 21 de abril de 2016

Un poquito pasado de rosca

La situación real puede variar de la presentada aquí.
Básicamente, hay menos azul, y en lugar de mundos pequeños que se acercan
a mis ojos hay dolores de cabeza, días de mal sueño y algo de ansiedad
y molestia generalizada.
Decía en mi última y ya algo lejana entrada que había logrado un gran objetivo, pero que la lucha seguía, sin tregua, por conseguir otros que estaban ahí, a la espera.

Bueno, la cosa es que sigo machando y a veces pareciera que nada cambia. Hago mil cosas por día, pero siempre queda algo, y solamente puedo escribir pocas horas a la semana, mucho menos de lo que me gustaría.

Hace ya unos diez días que pasé por una etapa bastante frustrante, de ansiedad y algo de bronca por no poder continuar revisando el texto del libro que había terminado. Después el problema se solucionó solo, encontré tiempo y lo dejé pasar.

Pero después, esta semana, comencé a sentirme mal de nuevo. Y comprendí que sin escritura, algo estaba perdido dentro mío. Me sentía fuera de mí mismo; extranjero en mi propia vida.

Aunque lo piense y acomode un poco las ideas, la cuestión es sencilla: me pongo mal porque de pronto, debido al trabajo y otros proyectos de todo tipo, tengo poco tiempo para terminar con la revisión de este libro para la editorial. Y si no termino esto no puedo escribir varios guiones que necesito. Ni terminar de reescribir Fragmentos del fuego, otro de mis proyectos que no quiero ver empantanados.

Por si fuera poco, y esto agrega más leña al fuego, repasando mi libro sobre rol descubrí varias cosas más sobre Aerith que quiero retocar, rehacer o mejorar. Y no, tampoco tengo tiempo. Hay que hacer cirugía, nada muy elaborado, pero se requiere concentración. Hay proyectos en los que uno puede ir rebotando; otros que requieren dedicación completa. Y estos dos son de ese último tipo: trabajos de tiempo completo.

Puf. Empecé a escribir sin ganas, y ahora quedó un poco... cómo decirlo? No sé. Supongo que son muchas cosas para procesar. Y muchas cosas que no siempre se pueden solucionar.

Lo bueno, tal vez, es que no resulta un caso grave de frustración, como podría haber sido en otros momentos de mi vida. Creo que en el fondo sabía que esto pasaría, cuando empecé a aceptar ideas y comencé proyectos. Pero como son cosas que amo, decidí meterme de lleno.

Así que no me quejo, pero sí, me resulta incómodo. La verdad es que mucho no queda para hacer; las semanas son todas iguales (¿otra de las cosas que me molesta?) y siempre estoy corriendo detrás de la perdiz. Pero bueno, ya alcanzaré alguna; lo bueno de tener una decena de proyectos es que eventualmente, con algo de planificación e insistencia, alguno se concreta.

lunes, 28 de marzo de 2016

Objetivo alcanzado

Porque cuando se trabaja duro, se consigue lo que se busca.

Como ya he comentado previamente, estoy trabajando en un libro para una editorial, con la cual ya firmé contrato. Mi objetivo era, nada más ni nada menos, que llegar a terminarlo antes de que finalizara marzo. Y hoy por la mañana lo logré.

Decir que estoy feliz es poco. Sin embargo, me toma en época en donde tengo poco tiempo para festejar; de hecho, recién me tomé cuatro días de "vacaciones" durante Semana Santa, así que no me puedo quejar, tampoco.

En realidad lo que pasa es que uno ya va entrando en ritmo, conoce los tiempos y sabe que esto no es más que trabajo constante. Desde esta parte sé que ese aura romántica del escritor es falsa: el escritor es tan laburante como un albañil. Hay que partirse el lomo, los dedos y la vista todos los días para construir el sueño. No hay otra. Se festeja como cualquiera, los fines de semana, en privado, solo o acompañado, cuando se logran las cosas. No hay viajes al Caribe.

Lo que sí festejo internamente es ver que las cosas se están acomodando. Si no terminaba el libro hoy, seguramente lo iba a terminar dentro de unos días; incluso si lo hacía el viernes 1 de abril, todo estaba bien para mí. Pero sigue siendo algo simbólico, el saber que puedo cumplir plazos (aunque sean autoimpuestos) incluso trabajando como chango en otras cosas.

La cuestión sigue, claro, porque ahora hay que volver a pegarle una leída y bueno, algunas cuestiones más. Pero quería compartirlo porque como ya ven, es algo importante. Ya sabrán más y podré decir lo que falta, que seguro será de interés para muchos.

domingo, 21 de febrero de 2016

Un juego para el futuro: Proyecto Stardust

Contaba hace unos días que estaba yendo por varios carriles a la vez; mientras escribía y corregía un libro solicitado por una editorial, siendo tiempo para seguir con el desarrollo de Aerith, me sentía un poco culpable por esto último. Y sin embargo, se me ocurrieron ideas para agregar a este proyecto cuando pudiera retomar su desarrollo.

Con el tiempo surgieron más ideas, de manera que seguí anotándolas y creo tener ya una visión más clara de lo que busco para el nuevo Aerith. Pero la cuestión es que también surgieron otras ideas que no son para este juego. Comenzó a surgir otro, sí, uno más.

Fueron pasando los días y la primera bola inicial de ideas y deseos inconexos dio paso a un concepto más general y estructurado, que podríamos resumir en pocas palabras: Pendragón+Jack Vance.

Ya hablé hace tiempo de este genial autor, que partió hace no mucho dejando un legado de preciosas y muy particulares novelas de ciencia ficción fantástica, si se me permite la expresión. Mundos en donde todo es posible, detallados con una precisión para nada cansadora, muy inmersiva, a veces hasta poética.

Fueron dos cosas las que me llevaron a esto. En primer lugar, releer el reglamento de Pendragón, tanto la nueva edición en castellano de Nosolorol, como la clásica, editada en su momento por Joc Internacional (de la cual tengo todos los suplementos, siendo una joya de mi colección). Recordé entonces cuanto amé la ambientación y el reglamento (aunque a veces me resultaba un poco complejo, con el tiempo aprendí a ver que era parte de su encanto y de su razón de ser). Pero también recordé lo difícil que puede ser encontrar jugadores dispuestas a meterse de lleno en un mundo medieval tan literario y al mismo tiempo tan mítico y realista.

Realmente me encantaría jugar a este juego, pero creo que nunca podré, o me tomará mucho tiempo. Por eso, creo, comenzó a nacer la idea de crear una ambientación similar en ciertos detalles, pero llena de otros elementos novedosos, más tirando hacia las ideas de Vance.

Así se me apareció rápidamente un mundo del tipo netamente medieval, en el cual los jugadores encarnarán a personajes como caballeros, pero también magos y juglares y otros tipos de nobles que tengan como misión salir del castillo a correr aventuras, debiendo cuidarse de las intrigas palaciegas.

Durante algo así como una semana (contando el día de hoy) se sumaron más y más ideas. Como en Pendragón, cada personaje tendría a su cargo un trozo de tierra y tendría que velar por el bienestar de sus súbditos. Sin embargo, desistí de la idea de crear otro mundo, de detallar los mapas y pensar en toda la ambientación al milímetro. Tuve una experiencia hermosa con Aerith al crear sus regiones, pero también creo que me tomó mucho tiempo y que, para algunos jugadores, la profusión de datos puede ser algo difícil de digerir.

Por eso decidí que lo mejor sería describir la base de la ambientación: la estructura política, económica, social y militar, así como su historia y otros detalles. Los jugadores con el DJ crearían el resto al ir jugando o previamente, dejando suficientes huecos como para permitir que puedan generar variaciones (algo así como las reglas opcionales, pero con respecto a la ambientación).

De manera que, al igual que sucede con Pendragón, la ambientación "física" (los mapas y descripciones de las regiones) serán algo breve, mientras el trasfondo social será lo principal.

Con respecto al sistema de juego, desde ya que estoy pensando en el Sistema Solar. Sin embargo, se trataría de una versión modificada, y estoy pensando en sumar detalles de Fate y/o de Fudge para complementarlo y sumar reglas específicas para ciertas cuestiones que todavía tengo en mente.

Como en muchas de las historias de Vance, la magia conviviría con la tecnología. Esto estaría enraizado en un elemento también muy vanceano: los humanos provienen de otros planetas y aterrizaron en este solo por casualidad, luego de un gran accidente. La idea es que han perdido su estructura social y su conocimiento de la tecnología, por lo que luego de varios siglos ha aflorado otra forma de organización totalmente diferente, volviendo a la medieval, pero influenciada por la presencia de la magia propia de ese planeta. Esto generaría una convivencia sutil, cotidiana, nada exagerada.

Bueno, creo que ya vengo diciendo mucho, y no quiero revelar todas las ideas por adelantado. Hay mucho más de todo esto, pero todo será dicho a su debido tiempo. Por lo pronto, las ideas siguen saliendo; pensando en la novela The Dragon Masters, me doy cuenta de que los caballos no son precisamente parte de la fauna nativa en este mundo (todavía) sin nombre. Así que nunca se sabe: tal vez los personajes los usen como cabalgaduras.

Como sucede con Aerith, no voy a dedicarme en serio a este proyecto todavía. Estoy en la etapa de reunir información, datos, referencias, ideas, etc. Todo se va anotando, bajo el nombre código de Proyecto Stardust, que empiezo a usar ahora como una etiqueta. Así que, cuando quieran ver si agregué algo nuevo, solo les queda mirar las entradas que tengan esa etiqueta.

jueves, 11 de febrero de 2016

Yendo por varios carriles a la vez

Desde hace tiempo sé una cosa muy importante: el conocimiento es un arma de muchos filos. Tal vez por eso me encanta, me fascina aprender cosas: porque sé que eventualmente servirán para algo, aunque ese algo sea trivial, una tontería o algo que tienen una utilidad muy limitada.

Como comenté previamente, estoy trabajando a destajo para corregir un libro que ha sido elegido por una importante editorial para su publicación. Un libro que amo, que representa mucho de mi trabajo y de mis ideas, y que espero pronto vea la luz del sol.

Esto, como ya comenté, ha paralizado otros de mis trabajos. Pero lo bueno de trabajar en este tipo de proyectos creativos es que todo está relacionado, de alguna manera. Y es ahí donde entra lo que comentaba previamente: sigo aprendiendo mientras escribo.

No terminé de darme cuenta de esto sino hasta hace un par de días. La verdad es que parte del trabajo de reescritura de mi libro implica la lectura de otros juegos de rol, entre ellos, algunos sistemas multiambientales que no conocía en profundidad. La lectura intensiva de todo ese material fue acumulando capas y capas de información, que de pronto se hicieron evidentes y me llevaron a anotar una buena cantidad de sugerencias extras para Aerith.

Hace meses que tengo una culpa escondida. Quiero seguir con el desarrollo del juego, pero no estoy recibiendo feedback de nadie, y tampoco estoy buscando la forma de lograrlo porque a) no sé cómo y b) no tengo mucho tiempo. Me gustaría dirigirlo, pero no encontré todavía la forma de organizarme. Había pensado en partidas online, pero... bueno, siempre termino olvidándolo y haciendo otra cosa. Demasiados proyectos, supongo.

Así que encontrar una forma de mejorar el juego sin estar activamente buscándolo es un bonus muy especial para estos días tan creativos. Creo que las tres cosas que anoté ayer son ideas que le darán un plus extra al facilitar el ingreso de nuevos jugadores al hacer más sencilla la creación de personaje, entre otras cosas. Creo que no se puede pedir mucho más.
 

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