domingo, 21 de febrero de 2016

Un juego para el futuro: Proyecto Stardust

Contaba hace unos días que estaba yendo por varios carriles a la vez; mientras escribía y corregía un libro solicitado por una editorial, siendo tiempo para seguir con el desarrollo de Aerith, me sentía un poco culpable por esto último. Y sin embargo, se me ocurrieron ideas para agregar a este proyecto cuando pudiera retomar su desarrollo.

Con el tiempo surgieron más ideas, de manera que seguí anotándolas y creo tener ya una visión más clara de lo que busco para el nuevo Aerith. Pero la cuestión es que también surgieron otras ideas que no son para este juego. Comenzó a surgir otro, sí, uno más.

Fueron pasando los días y la primera bola inicial de ideas y deseos inconexos dio paso a un concepto más general y estructurado, que podríamos resumir en pocas palabras: Pendragón+Jack Vance.

Ya hablé hace tiempo de este genial autor, que partió hace no mucho dejando un legado de preciosas y muy particulares novelas de ciencia ficción fantástica, si se me permite la expresión. Mundos en donde todo es posible, detallados con una precisión para nada cansadora, muy inmersiva, a veces hasta poética.

Fueron dos cosas las que me llevaron a esto. En primer lugar, releer el reglamento de Pendragón, tanto la nueva edición en castellano de Nosolorol, como la clásica, editada en su momento por Joc Internacional (de la cual tengo todos los suplementos, siendo una joya de mi colección). Recordé entonces cuanto amé la ambientación y el reglamento (aunque a veces me resultaba un poco complejo, con el tiempo aprendí a ver que era parte de su encanto y de su razón de ser). Pero también recordé lo difícil que puede ser encontrar jugadores dispuestas a meterse de lleno en un mundo medieval tan literario y al mismo tiempo tan mítico y realista.

Realmente me encantaría jugar a este juego, pero creo que nunca podré, o me tomará mucho tiempo. Por eso, creo, comenzó a nacer la idea de crear una ambientación similar en ciertos detalles, pero llena de otros elementos novedosos, más tirando hacia las ideas de Vance.

Así se me apareció rápidamente un mundo del tipo netamente medieval, en el cual los jugadores encarnarán a personajes como caballeros, pero también magos y juglares y otros tipos de nobles que tengan como misión salir del castillo a correr aventuras, debiendo cuidarse de las intrigas palaciegas.

Durante algo así como una semana (contando el día de hoy) se sumaron más y más ideas. Como en Pendragón, cada personaje tendría a su cargo un trozo de tierra y tendría que velar por el bienestar de sus súbditos. Sin embargo, desistí de la idea de crear otro mundo, de detallar los mapas y pensar en toda la ambientación al milímetro. Tuve una experiencia hermosa con Aerith al crear sus regiones, pero también creo que me tomó mucho tiempo y que, para algunos jugadores, la profusión de datos puede ser algo difícil de digerir.

Por eso decidí que lo mejor sería describir la base de la ambientación: la estructura política, económica, social y militar, así como su historia y otros detalles. Los jugadores con el DJ crearían el resto al ir jugando o previamente, dejando suficientes huecos como para permitir que puedan generar variaciones (algo así como las reglas opcionales, pero con respecto a la ambientación).

De manera que, al igual que sucede con Pendragón, la ambientación "física" (los mapas y descripciones de las regiones) serán algo breve, mientras el trasfondo social será lo principal.

Con respecto al sistema de juego, desde ya que estoy pensando en el Sistema Solar. Sin embargo, se trataría de una versión modificada, y estoy pensando en sumar detalles de Fate y/o de Fudge para complementarlo y sumar reglas específicas para ciertas cuestiones que todavía tengo en mente.

Como en muchas de las historias de Vance, la magia conviviría con la tecnología. Esto estaría enraizado en un elemento también muy vanceano: los humanos provienen de otros planetas y aterrizaron en este solo por casualidad, luego de un gran accidente. La idea es que han perdido su estructura social y su conocimiento de la tecnología, por lo que luego de varios siglos ha aflorado otra forma de organización totalmente diferente, volviendo a la medieval, pero influenciada por la presencia de la magia propia de ese planeta. Esto generaría una convivencia sutil, cotidiana, nada exagerada.

Bueno, creo que ya vengo diciendo mucho, y no quiero revelar todas las ideas por adelantado. Hay mucho más de todo esto, pero todo será dicho a su debido tiempo. Por lo pronto, las ideas siguen saliendo; pensando en la novela The Dragon Masters, me doy cuenta de que los caballos no son precisamente parte de la fauna nativa en este mundo (todavía) sin nombre. Así que nunca se sabe: tal vez los personajes los usen como cabalgaduras.

Como sucede con Aerith, no voy a dedicarme en serio a este proyecto todavía. Estoy en la etapa de reunir información, datos, referencias, ideas, etc. Todo se va anotando, bajo el nombre código de Proyecto Stardust, que empiezo a usar ahora como una etiqueta. Así que, cuando quieran ver si agregué algo nuevo, solo les queda mirar las entradas que tengan esa etiqueta.

jueves, 11 de febrero de 2016

Yendo por varios carriles a la vez

Desde hace tiempo sé una cosa muy importante: el conocimiento es un arma de muchos filos. Tal vez por eso me encanta, me fascina aprender cosas: porque sé que eventualmente servirán para algo, aunque ese algo sea trivial, una tontería o algo que tienen una utilidad muy limitada.

Como comenté previamente, estoy trabajando a destajo para corregir un libro que ha sido elegido por una importante editorial para su publicación. Un libro que amo, que representa mucho de mi trabajo y de mis ideas, y que espero pronto vea la luz del sol.

Esto, como ya comenté, ha paralizado otros de mis trabajos. Pero lo bueno de trabajar en este tipo de proyectos creativos es que todo está relacionado, de alguna manera. Y es ahí donde entra lo que comentaba previamente: sigo aprendiendo mientras escribo.

No terminé de darme cuenta de esto sino hasta hace un par de días. La verdad es que parte del trabajo de reescritura de mi libro implica la lectura de otros juegos de rol, entre ellos, algunos sistemas multiambientales que no conocía en profundidad. La lectura intensiva de todo ese material fue acumulando capas y capas de información, que de pronto se hicieron evidentes y me llevaron a anotar una buena cantidad de sugerencias extras para Aerith.

Hace meses que tengo una culpa escondida. Quiero seguir con el desarrollo del juego, pero no estoy recibiendo feedback de nadie, y tampoco estoy buscando la forma de lograrlo porque a) no sé cómo y b) no tengo mucho tiempo. Me gustaría dirigirlo, pero no encontré todavía la forma de organizarme. Había pensado en partidas online, pero... bueno, siempre termino olvidándolo y haciendo otra cosa. Demasiados proyectos, supongo.

Así que encontrar una forma de mejorar el juego sin estar activamente buscándolo es un bonus muy especial para estos días tan creativos. Creo que las tres cosas que anoté ayer son ideas que le darán un plus extra al facilitar el ingreso de nuevos jugadores al hacer más sencilla la creación de personaje, entre otras cosas. Creo que no se puede pedir mucho más.
 

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