viernes, 30 de diciembre de 2016

Cuando no da para más

A veces uno tiene proyectos. A veces, muchos proyectos. A veces, demasiados proyectos.

Suele pasar también que esos proyectos se comen entre sí, se unen, se repelen. A veces son incompatibles; otras veces, cosas que NO son proyectos terminan comiéndose parte de su espacio, su tiempo, impidiendo su desarrollo.

A veces, también, los proyectos simplemente fallan. Y hay que aceptarlo.

Digo todo esto para anunciarles que el sitio web creado para Studio Ergo Sum fue dado de baja este mes, y dudo mucho que alguna vez vuelva a estar en línea.

Como algunos recordarán, gracias a una campaña de financiamiento colectivo, conseguí el dinero suficiente como para poner el sitio, con capacidad para vender online, además de para pagar la ilustración de las tapas de los libros que pretendía vender allí. Sin embargo, con el tiempo los primeros proyectos se fueron demorando. Logré sacar casi todos los libros prometidos y entregarlos a sus aportantes, pero por motivos laborales y otros proyectos (algunos ya conocidos, otros que develaré en 2017) se me hizo imposible darle la importancia que merecía el proyecto en sí.

Lamentablemente todavía tengo que corregir Fragmentos del fuego, última de las novelas prometidasl.

Sinceramente no tuve ni el tiempo ni los medios para dar a conocer el portal, y es algo que lamento mucho. Luego de una campaña de promoción más o menos grande dentro de mis círculos de amigos y conocidos, la cosa no despegó y simplemente me resigné, sin mucho más para hacer, y sin tener idea de cómo coordinar mi escaso tiempo con todo lo que fue surgiendo. Es difícil tener un microemprendimiento unipersonal; y por lo que descubrí, es inútil enfrentarlo si no tienes mucho tiempo y ganas para dedicarle en exclusividad, además de algo de dinero.

Sin embargo, más allá de la autocrítica (no administré bien mis tiempos, muchas veces olvidaba mencionarlo o publicitarlo, etc.), la realidad es que el mercado de publicaciones digitales no es muy amplio, más si uno lo hace por su cuenta, solo, sin mucho conocimiento de promoción y sin recursos para sustentar dicha promoción (léase folletos, asistencia a eventos, dinero para pagar anuncios en redes sociales, etc.). Más allá de los errores y fallos, el intento estuvo, pero no cuajó. Lisa y llanamente, no había mucha gente interesada en versiones digitales de mis libros, algo que tal vez, el día de mañana sea diferente con las versiones físicas.

En 2016 me embarqué en otros proyectos, tuve trabajo adicional, muchos idas y vueltas con ciertas cuestiones personales y eso terminó de darle el golpe de gracia. Bueno, eso y el aumento enorme que plantea la renovación del sitio, algo que actualmente no puedo pagar y que tampoco tiene sentido pagar, porque simplemente no lo vale. Con ese dinero, si lo tuviera, podría costearme la impresión de una pequeña tirada de uno de los libros, lo cual sería infinitamente más gratificante para mí y para otros.

En 2017 trataré de enfocarme más en menos proyectos, algo que seguro me costará porque a veces son demasiado entusiasta. Lamentablemente Studio Ergo Sum como editorial ya no estará más en la lista; por ahora la literatura quedará en segundo plano y me dedicaré, en lo posible, a corregir las obras que faltan y enviarlas a los que las esperan.

Mientras tanto, también debo dar fin a la revisión final de Aerith, que me sigue esperando, así como a ciertos proyectos de comics que, con suerte, de concretarse, me darían también un respiro económico que me permitiría, quien sabe, publicarme algo el día de mañana. Ya veremos.

A todos, un enorme abrazo y espero no sea una desilusión para nadie más que para mí. Pero, como plantea la imagen del principio, la idea es reciclar todas mis energías restantes, todo lo que quede dando vuelta, para que finalmente el ciclo se cierre de la mejor manera.

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